Las máscaras son estrategias de sobrevivencia infantiles que resultan desadaptativas en adultez porque ocultan nuestro ser auténtico. Hay tres máscaras principales. Todos nos manifestamos a través de las tres, pero una es la más fuerte.
- La máscara del poder: es un intento de controlar la vida. La propia, pero principalmente, la de otros. Se expresa:
- Con una seguridad y auto estima exagerado.
- Busco tener la razón. Ganar todo el tiempo.
- Dificultad de contactar mis verdaderas necesidades y reconocer mis vulnerabilidades.
- Rechazo el amor y el contacto, la cercanía (“antes de que vos me dejés, yo te dejo”)
- Agresiva, violenta.
- Manifiesta una excesiva independencia en las relaciones.
- Surgen conflictos al trabajar en equipo y al negociar.
- La máscara de la serenidad: “Aquí no pasa nada, todo está bien”. Es la calma absoluta y al mismo tiempo, por dentro me desmorono emocionalmente y estoy desesperada. Es la última máscara que usamos y la usamos cuando se me dificulta tanto hacerle frente al afuera que me separo y me aislo de la realidad, con la ilusión de que se va a solucionar o va a dejar de suceder. Se expresa:
- Con falta de compromiso. No me hago cargo
- Un falso desapego a las cosas, a las personas y a lo que sucede.
- Como falsa espiritualidad
- Mucho desarraigo.
- La máscara del amor: Oculta mi necesidad de ser amado. Busco dar a los demás atención exagerada en la ilusión de que voy a recibir lo mismo. Lo que no veo es mi propia necesidad de afecto. Se expresa:
- Soy perfectamente amorosa y sumisa
- No hago daño a nadie. “Soy un ser de luz”
- Me hago necesario al otro
- Impera mi incapacidad de decir lo que necesito.
- Me muestro desamparada y débil pero lo que quiero lograr es la dependencia del otro, someter al otro a través de éstos afectos.
- Suprimo el resentimiento y la amargura de no sentime amada.
Y ahora, ¿Que puedo hacer?
- Reconozco mi máscara: para esto necesito agudizar mi ser observador, sin juicio. Trabajar en terapia la máscara me permite contactar con mi necesidad real, para poder hacerme responsable de mí.
- Agradezco que me sirvió: porque fue mecanismo de sobrevivencia. Lo que un día me sirvió, lo voy a querer usar siempre, por que me sirvió. Necesito darme cuenta que ya no soy esa niña, que ahora sí puedo tocar mi dolor. Reconozco que me da miedo cruzar a lo que no conozco y me atrevo ahora a ser común (un ser humano al que le da miedo, al que le duele).
- La integro, reconociéndola como factor de sanación y transformación: integracion significa darle un mejor lugar en mi vida, volverla recurso de sanación, de responsabilidad personal, ¿qué puedo hacer con ésto en mi vida, desde la conciencia? Y así, genero capacidad de respuesta adulta, adaptativa