Tarde o temprano, a todo mundo le pasa: una situación sexual incómoda, del tipo “trágame tierra”. Ejemplos sobran: le decís otro nombre o peor aún, no te acordás como se llama, un ruido vaginal, él es rápido como un rayo (lo siento, pero es el más común), llegan los papás, ella cae en la categoría de muñeca inflable (lo vuelvo a sentir), el miembro del ciudadano asusta por exceso o por defecto o te sentís estafado nomás ella se quita su sostén con relleno, no sabe besar, él/ella es virgen o peor aún, lo parece, huele mal…¿Cómo salvar la situación?
No habiendo un manual que nos indique como reaccionar ante estos escenarios, propongo iniciarlo con estas ideas:
• Si no es tan grave: Cosas propias del ser humano, ruidos vaginales, estomacales y algún accidente menstrual y somos adultos, pues nos comportamos como tales y hacemos cara de “aquí no pasa nada”, lo ignoramos (¿tal vez sonreír?) y no le damos más importancia que la que tiene. Los accidentes menstruales que podría ser el escenario más engorroso (que se manchen las sábanas o algo así) se solucionan cambiando las sábanas y listo.
• Si parece grave, pero tiene solución, ¡SOLUCIONALO! Empiezo con lo más común: Él es rápido como un rayo y ella se queda con las ganas. Bueno, ya ni modo, te toca buscar solución, estando abierto a alternativas para satisfacerla (Las más recomendadas: boca y/o manos). Incluso si es la primera vez podés no disculparte, sino decirle que te gusta mucho y no pudiste aguantarte, es decir, volverlo un piropo. Ojo, esto sirve para las primeras veces (pocas), luego mejor ni digás nada y le buscás remedio. También muy común es la inexperiencia, alias es virgen, lo sos vos (en cuyo caso lo único que tenés que saber es que el sexo debe ser con condón, todo lo demás se aprende rápido), no sabe besar, es demasiado pasivo, no te gusta cómo te toca o ni lo intenta. En estos casos, si sos vos el/la que sabe, guíalo un poco con tacto. Tal vez se rescata la situación. Si le interesa aprender, aprenderá. Si no, te remito al siguiente punto…
• Si de verdad te la estás pasando mal, es algo que va en contra de tus principios, te sentís incómod@, se fueron las ganas o no te termina de convencer la situación: Nada te obliga a tener un sexo que no querés tener. Incluso si estás ya a medio camino o en cualquier punto, podés echarte para atrás, detenerte y decir NO. Y esto va para hombres y mujeres, porque ambos son vulnerables a tener sexo que no quieren tener por temor al qué dirá o pensará el otro (¿mojigata?¿Afeminado?) o por vergüenza. Con tacto y modales, se puede salir de cualquier encuentro sexual que no querrás tener o seguir teniendo.
Si te salen fácil los límites y podés decir y mantener un no con facilidad, genial porque podés improvisar. Si sabés que este no es el caso, entonces es más recomendable llevar ya planeado algún “plan de escape” para cuando lo necesités. Se me ocurren varios:
• Si sos mujer: Llorá. Es lo más fácil, convincente y no conozco a ningún hombre (más o menos sano) que quiera tener sexo con una magdalena. Razones sobran: un ex que no olvidás, problemas en casa, vergüenza por lo que él pensará. Vos escogé algo que podás creerte vos misma para no enredarte y salís corriendo de la situación.
• Si sos hombre: Hacete la víctima o el sufrido. ¿Las razones? Pueden ser parecidas a las que di en el ejemplo anterior. Lo importante es dejarte indeseable para la mujer para poder salir de la situación sin más drama.