Los celos son unos de los problemas que más causan tensión en las relaciones de pareja, especialmente porque existe la fantasía que la otra persona es la responsable de mis celos. Esta fantasía es compartida no sólo por el celos@, sino por la víctima de los celos. El problema de éste razonamiento es que implica que uno de las personas tiene que ir perdiendo paulatinamente su libertad en pro de la paz mental y emocional del celos@, una paz que de todos modos, nunca llega, porque no importa lo que dejemos de hacer, los celos no se van.
Los celos son la incapacidad que tengo yo de ver a la otra persona feliz, sin ser yo la fuente de su felicidad. Al ser mi incapacidad, la responsabilidad sobre mis celos recae únicamente en mí. No tienen y no deberían tener nada que ver con lo que la otra persona hace o deja de hacer. Su base en mi propio egoísmo, es mi ego cuestionando cómo es posible que la otra persona pueda tener otras fuentes de felicidad, si ya me tiene a mí, una persona tan maravillosa.
Una de las defensas más comunes del ego a la hora de cuestionar los propios celos, es referirnos a la “gravedad” de las acciones de la otra persona. Esto tiene que ver con la resistencia a hacernos responsables de lo que sentimos a pesar de lo que la otra persona haga. Incluso en los escenarios más graves y las circunstancias más adversas, los responsables y forjadores por nuestra felicidad y paz mental somos nosotros mismos. Sino la logra encontrar, busque ayuda profesional.
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