Una cuestión de compromiso

Un compromiso es cuando decidimos que, de todas las opciones que tenemos en la vida, una es la mejor para nosotros.  El  compromiso nos gusta porque nos permite quedarnos con la mejor de las opciones, pero viene con un precio: la renuncia. El compromiso  con una opción excluye las demás, pero a los seres humanos no nos gusta la renuncia. Lo queremos todo. El problema es que quien lo quiere todo, termina sin nada.

Esto es cierto para todos los aspectos de la vida. En el caso específico de las relaciones, el compromiso es EL aspecto más determinante para el éxito o fracaso de una relación. Cuando uno está comprometido con una relación deja de hacer cosas (por ejemplo, coquetear o interactuar sexualmente con otras personas), evita cosas (como las peleas) y hace cosas (dedicar tiempo a la relación, por ejemplo) y logra ver todas estas acciones no como sacrificios, no como algo que hago por vos (para después cobrártelo), sino como acciones que me ayudan a mí a lograr mi objetivo de tener una relación saludable con vos, mi mejor opción.

Las personas que no logran comprometerse, tienden a querer llevar una vida ambigua, con la intención de tener lo mejor de la soltería y lo mejor de la vida de casado. El problema es que esta utopía es insostenible en el tiempo y al final, terminan sin nada: sin relación, sin tranquilidad, sin camino, sin objetivo…insatisfechos al fin.

La renuncia nos cuesta porque nos toca dejar de hacer cosas que nos gustan, opciones que, por distintas razones, también nos parecen seductoras. Al final, la reflexión debe ser ¿En qué me beneficia dejar de hacer cosas que me gustan?

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