Todos los psicólogos que hablamos del tema de relaciones de pareja ya aburrimos con el tema de la comunicación. Para todo, la recomendación es que puedan hablar del tema y llegar a un acuerdo. Esto es sentido común, bien fácil de decir, un poco más complicado de lograr.
Muchas de las parejas que llegan más frustradas a la consulta son las que intentan poner este “sencillo” consejo en práctica y están cansadas del mismo escenario: nos sentamos a hacer compromisos sobre el asunto que los está molestando en ese momento y dura 3 días y alguien rompe el compromiso. Generalmente, lo que le pasa a estas parejas, es que la técnica que usan para llegar a estos acuerdos no es la más eficiente. Para que no te pase (o siga pasando), tomá en cuenta lo siguiente:
- Los compromisos deben ser personales: la mejor manera de que un acuerdo fracase es que sea, de alguna manera, impuesto. En este sentido, el escenario más común es que uno de los miembros de la pareja presenta su queja y lo que necesita que la otra persona haga o deje de hacer para acabar con su sufrimiento o incomodidad. La otra persona aprueba el acuerdo ya sea porque conscientemente cree que estaría bien hacer lo que se propone, para que la otra persona “quede tranquila” o para conseguir algunos días de tranquilidad para sí mismo.
Sin embargo, invariablemente, la persona termina rompiendo el compromiso porque no tiene motivación interna para hacer las cosas y los adultos solo hacemos las cosas si estamos convencidos verdaderamente (que no es lo mismo a pensar que es bueno o correcto)
- Encontrar tu propio compromiso personal: la pregunta es ¿qué puedo hacer yo para sentirme mejor ante lo que pasa? Y hacer de la respuesta parte vital del acuerdo al que lleguemos con nuestra pareja. Queda claro que la respuesta debe plantearse desde la responsabilidad que tenemos por nuestra propia insatisfacción o sufrimiento y por tanto, debería ser diseñada desde el trabajo sobre nuestra propia vida interior, no desde el hacer algo para cambiar lo que pasa fuera de nosotros mismos.
- Trasladar la atención de afuera hacia adentro: cuando nos enfocamos en lo que el otro está haciendo para cumplir el acuerdo, empezamos a juzgar, medir y tratar de controlar lo que el otro hace. Como consecuencia, nos descontrolamos nosotros mismos y al final, nadie hace lo que acordaron hacer. A la única persona que tenemos el derecho de juzgar, medir y controlar, es a nosotros mismos. Cada adulto se encarga de sus propios procesos de cambio. Lo que el otro haga o deje de hacer, es solo responsabilidad y jurisdicción de la otra persona.
Los cambios y el compromiso son difíciles para el ser humano. Un cambio verdadero (que te salga natural) toma 3 años de trabajo consiente y disciplina personal. No queda más que llenarnos de paciencia, compasión por el otro y aceptación (que no es lo mismo que resignación) del otro a como es.
4 respuestas a «¿Cómo llegamos a un acuerdo?»
pero siempre existe el riesgo de que se crea que todo es una bella comunicacion y siguen sin decirce muchas cosas que explotan en momentos de tension… acaso es una relacion falsa??
Buenas tardes Viki,
Entonces no es comunicación, sino comunicación a medias o mentiras.
hola
Hola 🙂