Cuando iniciamos una relación esperamos que dure por mucho tiempo, incluso en algunas ocasiones apostamos porque dure para siempre. La mayoría de las veces no lo hace, tomando en cuenta la cantidad de parejas (novios, enamorados, amantes, concubinos, etc.) que acumulamos durante la vida y los índices actuales de divorcio.
Tampoco es cosa de durar por durar, al final de cuentas las relaciones no cuentan por el tiempo que duraron, sino por lo felices, plenos y satisfechos que nos sentimos en ellas, es decir, que son una cuestión de calidad. Pero si estas en una relación que de verdad vale la pena, a continuación una guía básica de cómo se construye (en pareja, es decir, con el esfuerzo de ambos) una relación duradera:
- Comprometete: Las buenas relaciones necesitan esfuerzo, comunicación, voluntad y cuidado y es el compromiso el que te impulsa a hacer que la relación funcione. Sin él, cualquier desavenencia es excusa para terminar algo que realmente nunca comenzó.
- Escucha “activamente” a tu pareja: No es lo mismo oír que escuchar y a veces cuesta entrenarse para aprender a escuchar. Una manera sencilla de saber si estas escuchando a tu pareja activamente es fijarte si cuando él te está hablando vos estas pensando la respuesta que le vas a dar. Si esto es así, entonces sólo lo estás oyendo.
- Aprecia: especialmente las cosas pequeñas y cotidianas que, con el tiempo, tendemos a dar por sentado pero que son las que, al final, hacen que la relación funcione.
- Mantenete atractiv@: el físico no lo es todo, pero todos queremos tener una pareja que nos atraiga. Y más que a las libritas de más que podamos adquirir naturalmente con los años, me refiero a la voluntad real de conocer cuáles son los detalles que nos haces especialmente atractivos para nuestra pareja (unas manos bien cuidadas o una barba prolija) y cuidarlos.
- Sigue creciendo intelectualmente: Acordate que el cerebro es el mayor órgano sexual y necesita estimulación y la mejor manera de estimularlo es con una plática interesante y novedosa. Mantenete activa, aprende y hace cosas nuevas que te cultiven y te hagan crecer como persona para poder ir después a compartirlas con tu pareja.
- Incluila a ella y dale a él su privacidad:: Las mujeres tendemos a ser seres más sociales que los hombres, a convivir más en comunidades grandes. Los hombres por su parte, tienden a ser más solitarios, más individualistas. Es por esta diferencia en personalidades innatas, que algunas parejas tienen graves problemas de convivencia. En el caso de los hombres, te toca aprender a incluir a tu pareja en tu vida, en tus decisiones, en tu círculo de amigos y en tus actividades. En el caso de las mujeres, necesitás aprender a darle el espacio que necesita, el poder salir con sus amigos de vez en cuando, de tener sus propios hobbies o de, simplemente, tener momentos de soledad y silencio en la casa.
- Sé honesta y confiable: No sólo me refiero a la típica confianza de saber que no le vas a mentir o a engañarlo flagrantemente, sino también al cumplimiento de los pequeños acuerdos cotidianos. Así, si quedaron con tu pareja de ir a las 8 al cine, y vos a las 8 te seguís alistando, tampoco estas cumpliendo con tu palabra.
- Dile a tu pareja lo que necesitas: Esta fantasía de que “si es el hombre de mi vida, sabrá lo que quiero/pienso/deseo/siento” está demasiado diseminada, entre las mujeres especialmente. El amor (por más grande que sea) no le da a nadie habilidades de médium, ni de psíquico. Aceptalo, él no puede leer tus pensamientos, así que te va a tocar comunicarlo.
- Acepta sus defectos: Las cualidades nos unen inicialmente, pero los defectos, son los que, con el tiempo, erosionan la relación. Puede verse como una gota en un mar de cualidades, pero si esa gota amarga todo el mar es mejor aceptarlo más temprano que tarde. Sería injusto aceptar a la persona y después pedirle que cambie quien es.
- Cuida tus modales: el hecho de que sea tu pareja no significa que debas descuidar las normas mínimas de convivencia y educación. Tu pareja también se merece un “gracias” y un “por favor”
- Ejercita tu sentido del humor: El poder reírse juntos es vital en una relación. El humor sana heridas, te saca de momentos incómodos y te mantiene siempre novedosa e intrigante para tu pareja
- Respétense: Es la base de cualquier convivencia saludable y es demasiado común que las personas se tomen con sus parejas libertades que no se tomarían con otras figuras que merecen un respeto especial (un jefe por ejemplo). Cuidá tu dignidad personal y la de tu pareja, respetá sus límites personales, sus valores y creencias, sus puntos de vista y sus espacios y a la vez, hacé que las tuyas se respeten
- Haz concesiones: no siempre tenés que ganar ni siempre se ha de hacer lo que a vos te gusta o lo que vos querés. Solo cuida que las concesiones no incluyan tu dignidad, comprometan tus principios o sobrepasen tus límites personales y que se mantenga el equilibrio en estas concesiones y que no seas vos la que cede siempre.
- Discute constructivamente: El deporte rey en realidad no es el futbol, sino el discutir sin punto, sin objetivo y por lo tanto sin fin, es decir, por deporte. Preguntate en todo momento cual es el objetivo de la discusión, que es lo que querés conseguir. Si te perdés de ese objetivo o el objetivo se vuelve únicamente tener la razón, ya estas gastando tu tiempo, lastimando tu relación y discutiendo por deporte.
- No amenaces con irte: Muchas personas usan esta amenaza para conseguir cosas, pero ¿realmente queres que tu relación se base en la coacción, la intimidación y el franco chantaje? Mantenela saludable y libre. Si te querés ir de verdad, sentite libre para hacerlo. Puede que la amenaza te funcione algunas veces, pero a la larga tu palabra pierde peso y validez.
- Olvida el pasado: si tu relación está plagada de “cuentas impagables”, mala señal. Si son cosas que pasaron antes que vos llegaras a su vida no te incumben. Si pasaron dentro de la relación, hablalas, solucionalas y da el tema por cerrado, para siempre
- Di “NO” al adulterio: Una de las primeras causas de divorcio es como un cáncer para una relación, puede que sea removido, pero siempre deja cicatrices. Es una apuesta muy grande que casi siempre se pierde y lo que está en juego es tu relación.
- No asumas que la relación va a durar para siempre, construila un día a la vez: nada es para siempre, ni siquiera las relaciones. Mantener tu relación saludable es un trabajo, requiere preparación, comunicación, voluntad, cuidado y esfuerzo. No la des por sentada, asegurate de mantenerla saludable cuidándola cotidianamente.
- “Dos-otros”: En una relación somos vos, yo y nosotros. Tiene que haber espacio entre Uds. tiempo para extrañarse, para crecer, cultivarse, vivir y tiempo para reunirse y compartir lo vivido. Asegurate de no perderse en la relación, poder mantener una individualidad que compartimos con nuestra pareja.
- Tiempo de citas: tiempo especial para reconectar, para ser pareja, para nutrir la relación. Usen cualquier excusa que tengan para darse un tiempo especial y hacer cosas novedosas, mantener la relación excitante, interesante y renovada.
Y vos, ¿cuáles de estas cosas estás haciendo bien? ¿Cuáles te faltan? ¿Cuáles están causando problemas en tu relación? Contame!
2 respuestas a «Hasta que la muerte nos separe»
Soy cristiana evangélica y estoy interesada en pasar consulta con usted pero me interesa saber sobre su opinión referente a relación sexual y la religión espero su respuesta por que es un tema q me urge no solo para mi y mi pareja
Hola Suhey,
Con respecto a la religión no tengo una posición profesional definida, pero respeto las creencias de cada paciente. He tratado con pacientes de todas las religiones sin problema.
En general también he de explicarte que la terapia es un proceso de los pacientes: los pacientes ponen el ritmo de los cambios, la disposición y el trabajo duro. El terapeuta sirve de herramienta y de guía para resolver los problemas, pero cada camino es tan diferente como la pareja que tengo enfrente.
Para cualquier cosa, estoy a la orden. El número de mi consultorio para hacer citas es el 225 449 52/53 o al celular 837 437 97.
Saludos cordiales