Hablar de sexo con los hijos es uno de los momentos más incómodos que hay. Por un lado tenemos a tu hijo tratando de evitar a toda costa el momento incómodo (¿Qué es más incómodo que tus padres hablándote de sexo?), muerto de la pena, tratando de salvar su pudor y pendiente de no decir nada que pueda ser usado en su contra más tarde. Por otra, estas vos, muchas veces incapaz de ver a tu hijo como un ser sexuado, tratando de no meter la pata y salir del asunto lo más pronto posible.
Pero bueno, hay que hacerlo, nunca ha sido más necesario que en estos tiempos. Aunque siempre sea más fácil decirlo y qué hacerlo. Para ayudarte en el proceso, a continuación algunas recomendaciones para cuando te toque hablar con tu hijo de sexo:
- Empezá temprano: Una época perfecta para hablar de sexo con tu hijo es entre 7 y los 11 años. A esta edad vos sos todavía una autoridad moral para el niño y su referente más importante, es decir te admira y quiere ser como vos. Además, ya tiene el vocabulario suficiente para entender todo. Es importante educar con cuidado y sutileza, sin necesidad de ser demasiado gráficos pero llamando las cosas por su nombre (pene es pene y vagina es vagina)
Si esperás a que sea adolescente, tu hijo ya no querrá ser como vos sino como sus amigos o como Lady Gaga. Adicionalmente, tanta hormona dificulta la comunicación y el que tu hijo pueda visualizar las cosas sin emociones.
Esta no siempre es una decisión únicamente de los padres, naturalmente los niños son curiosos de su origen y eventualmente la pregunta “¿de dónde vienen los bebes?” surgirá. Este es el momento de ser sinceros y estar claros que lo más importante no es hacerlo a la perfección, sino ir creando un ambiente de comunicación abierto con el niño, que éste sepa que te puede preguntar lo que quiera, para que poco a poco te vayas convirtiendo en su fuente de información.
- El monólogo repetitivo es útil: Aunque parece que el adolescente no te escucha, algo le calará. Sólo necesitás paciencia, perseverancia y coherencia en cuanto a los valores que querés transmitirle. En éste caso es recomendable buscar oportunidades cotidianas para hablar del tema y saber que te toca a vos como madre romper el hielo y traer a colación el tema.
- Balance entre prevención y educación: está bien hablar de prevención de ETS y embarazos no deseados, pero el sexo no sólo es eso, también es intimidad, afectividad y placer. Hacer un balance entre lo “bonito” y lo “feo” del sexo le da más credibilidad a tu mensaje porque el adolescente no lo tomará sólo como que “es la anticuada de mi mamá tratando de meterme en miedo” sino como una fuente verás de información que está dispuesta a hablar sinceramente del tema.
La barrera más grande que existe para que los padres hablen de sexo con los hijos es la extendida creencia de que hablar de sexo con los hijos implica darles permiso para tener actividad sexual. Según los estudios, la comunicación temprana, abierta y balanceada pero respetuosa y que respeta los límites entre padres e hijos (es decir, que no somos amigos, no somos cómplices) es la única vía realmente efectiva a la hora de dar educación sexual a tus hijos y evitar que tu hijo se exponga a prácticas sexuales de riesgo.
Los estudios indican que padres demasiado rígidos o que no hablan de sexo con sus hijos, empuja a los hijos a buscar “donde puedan” las información que desconocen. Asimismo, los padres demasiado liberales fomentan que sus hijos prueben experiencias sexuales para las que no están listos porque les impiden desarrollar su sexualidad a su ritmo, con tranquilidad. El reto entonces está en lograr el balance.
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